sábado, 7 de marzo de 2015

El fuego del tiempo todo lo arrasa

Se va apagando la luz de las farolas,
se vuelve oscura la calle.
El tiempo nos robo la infancia
y entre locuras peleamos la adolescencia.

El camino sigue,
el tren no se para
y yo no se donde me lleva.

Ya no me guían.

Ahora no se cual es el siguiente paso
la próxima estación
el siguiente semáforo.

Camino a ciegas
y cada vez me doy más cuenta
de que camino solo.

Roma ardió en llamas.
De Nerón hizo el tiempo.
Me voy quedando sin nada.

Mantengo lo que salvé de Alejandría
pero se va perdiendo.
Me voy perdiendo.
Voy perdiendo.

Al final, se que no va a quedar nada.

Pero del mismo fuego que arde,
nace el fénix de sus cenizas.
Cenizas que abonan el suelo,
cenizas que dan más vida.

Pero por cada cien semillas,
nace un brote,
yo ya llevo doscientos abortos
y otras tantas maldiciones de la estadística.

No veo ni la luz del tiempo,
será que se va apagando la calle...